COLUBRIDAE
La familia Colubridae es la más cosmopolita de todas y la que posee mayor número de géneros y especies. Se caraterizan por tener huesos faciales movibles y maxilar horizontal y sin movimiento perpendicular. Las escamas de la cabeza (cefálicas) de estas culebras son siempre grandes y en forma de placas. Los ojos de las colúbridas son siempre muy visibles.
La Familia Colubridae (vulgarmente culebras) soportan las consecuencias nefastas de la aversión provocada por pocas especies de ofidios ponzoñosos, a pesar de no ser ni remotamente tan temibles. Por el contrario, no pocas veces derivan positivos beneficios de sus hábitos predadores con respecto a diversos animales nocivos por uno u otro motivo.
Basta esta injusta mala fama para convertir a las culebras en víctimas expiatorias de miedos ancestrales cuya consecuencia más directa es la ejecución expeditiva, sin juicio previo y sin más trámite, de cuanto ser reptante se ponga al alcance del ser humano.
Se distinguen por la ausencia de vestigios pelvianos y de extremidades posteriores.
Sus huesos craneales ofrecen algunas conformaciones especiales.
Las especies pertenecientes a esta gran familia son aglifas isodontes o anisodontes con subfamilias glifodontes ectoglifodontes.
Se caracterizan por tener dientes en ambas mandíbulas (prácticamente todas sus piezas son homodentiformes). La superior es horizontal y no puede moverse verticalmente.
En general, el cuerpo es delgado y flexible.
La cabeza es pequeña y alargada, más o menos diferenciada del cuello.
Su cola es larga y puntiaguda.
Se hallan dispersos por todo el globo, salvo en las zonas árticas y antárticas, y se los encuentra en los medios más diversos.
Casi todas las especies son diurnas, muy movedizas y de índole vivaz. Reptan con rapidez, serpenteando con agilidad, pueden nadar y algunas de ellas trepan a la perfección.
Se dan en la familia todas las formas de vida posible, ya que existen especies terrestres, mientras otras son arborícolas, algunas viven en el suelo y las hay, incluso, que llevan existencia semiacuática.
En determinados casos, la forma de vida se halla directamente relacionada con la existencia de estructuras anatómicas peculiares, pero se trata sólo de un carácter etológico que afecta únicamente las costumbres.
Su dieta alimentaria se compone de pequeños vertebrados, y en particular, de reptiles y anfibios. Varias especies atacan a mamíferos pequeños, otras a los pájaros y no pocas devoran peces de cierto tamaño. Las de menores dimensiones se conforman con gusanos, insectos y sus larvas. Las especies que se nutren de ranas y peces, se tragan a sus presas vivas, mientras las que se alimentan de lagartijas, pájaros y mamíferos, generalmente dan muerte a la víctima antes de engullirla.
El esófago de las culebras ocupa un tercio de la longitud del cuerpo.
Acaba en un estómago alargado, que como el esófago puede dilatarse cuando se tragan piezas voluminosas. El resto de los órganos también son alargados y se disponen en fila, uno tras otro.
La reproducción es casi siempre ovípara, aunque hay también especies ovovivíparas.
Debido al exterminio de roedores que produce, los Colubridae deben ser considerados como animales útiles.
Lejos de ser húmedo y viscoso, como supone la mayoría de las personas, el cuerpo de las culebras está cubierto por escamas lisas y brillantes, dispuestas en forma imbricada que mudan periódicamente y luego exhiben una nueva cubierta, limpia y lustrosa, por cuyo motivo los ofidios han simbolizado muchas veces la vida permanentemente renovada e inmortal.
Los nidos de los Colubridae son bastantes desprolijos. Consiste en la elección de algún lugar relativamente tranquilo para poner sus huevos: a veces cavidades de troncos caídos. Los huevos, están puestos en racimos de dos o más según la especie, son elípticos y de un tamaño aproximado de treinta y cinco milímetros de largo por ocho de ancho. Su cáscara blanca y dura.
El calor directo del sol y la fermentación de las sustancias orgánicas donde reposan se encargan de la incubación de los huevos que tardan unos ochenta días en eclosionar, según sean las épocas más o menos propicias.
Basta esta injusta mala fama para convertir a las culebras en víctimas expiatorias de miedos ancestrales cuya consecuencia más directa es la ejecución expeditiva, sin juicio previo y sin más trámite, de cuanto ser reptante se ponga al alcance del ser humano.
Se distinguen por la ausencia de vestigios pelvianos y de extremidades posteriores.
Sus huesos craneales ofrecen algunas conformaciones especiales.
Las especies pertenecientes a esta gran familia son aglifas isodontes o anisodontes con subfamilias glifodontes ectoglifodontes.
Se caracterizan por tener dientes en ambas mandíbulas (prácticamente todas sus piezas son homodentiformes). La superior es horizontal y no puede moverse verticalmente.
En general, el cuerpo es delgado y flexible.
La cabeza es pequeña y alargada, más o menos diferenciada del cuello.
Su cola es larga y puntiaguda.
Se hallan dispersos por todo el globo, salvo en las zonas árticas y antárticas, y se los encuentra en los medios más diversos.
Casi todas las especies son diurnas, muy movedizas y de índole vivaz. Reptan con rapidez, serpenteando con agilidad, pueden nadar y algunas de ellas trepan a la perfección.
Se dan en la familia todas las formas de vida posible, ya que existen especies terrestres, mientras otras son arborícolas, algunas viven en el suelo y las hay, incluso, que llevan existencia semiacuática.
En determinados casos, la forma de vida se halla directamente relacionada con la existencia de estructuras anatómicas peculiares, pero se trata sólo de un carácter etológico que afecta únicamente las costumbres.
Su dieta alimentaria se compone de pequeños vertebrados, y en particular, de reptiles y anfibios. Varias especies atacan a mamíferos pequeños, otras a los pájaros y no pocas devoran peces de cierto tamaño. Las de menores dimensiones se conforman con gusanos, insectos y sus larvas. Las especies que se nutren de ranas y peces, se tragan a sus presas vivas, mientras las que se alimentan de lagartijas, pájaros y mamíferos, generalmente dan muerte a la víctima antes de engullirla.
El esófago de las culebras ocupa un tercio de la longitud del cuerpo.
Acaba en un estómago alargado, que como el esófago puede dilatarse cuando se tragan piezas voluminosas. El resto de los órganos también son alargados y se disponen en fila, uno tras otro.
La reproducción es casi siempre ovípara, aunque hay también especies ovovivíparas.
Debido al exterminio de roedores que produce, los Colubridae deben ser considerados como animales útiles.
Lejos de ser húmedo y viscoso, como supone la mayoría de las personas, el cuerpo de las culebras está cubierto por escamas lisas y brillantes, dispuestas en forma imbricada que mudan periódicamente y luego exhiben una nueva cubierta, limpia y lustrosa, por cuyo motivo los ofidios han simbolizado muchas veces la vida permanentemente renovada e inmortal.
Los nidos de los Colubridae son bastantes desprolijos. Consiste en la elección de algún lugar relativamente tranquilo para poner sus huevos: a veces cavidades de troncos caídos. Los huevos, están puestos en racimos de dos o más según la especie, son elípticos y de un tamaño aproximado de treinta y cinco milímetros de largo por ocho de ancho. Su cáscara blanca y dura.
El calor directo del sol y la fermentación de las sustancias orgánicas donde reposan se encargan de la incubación de los huevos que tardan unos ochenta días en eclosionar, según sean las épocas más o menos propicias.
La Familia Colubridae incluye ofidios que se caracterizan por:
- caracteres muy variables, debido a la enorme amplitud de la familia.
- huesos de la cara móviles.
- hueso pterigoideo extendido, por la parte posterior, hasta la mandíbula y la cruz. Posfrontal no tendido sobre la región supraorbital. Ausencia del hueso coronoides.
- dientes en la mandíbula, el maxilar, el palatino y el pterigoides.
- presencia en algunas especies, de glándulas venenosas.
- en algunas subfamilias se encuentra el aparato dentario que corresponde a los glifodontes, ectoglifodontes, aunque la gran mayoría de las subfamilias presentan dentición aglifodonte.
- constante ausencia de rudimentos de cintura pelviana y de extremidades posteriores.
- en general el cuerpo es delgado y flexible, con la cabeza pequeña y alargada, más o menos diferenciada del cuello, y la cola puntiaguda.
- los escudos de la cabeza son muy uniformes y se utilizan mucho para describir y clasificar los tipos y géneros.
- caracteres muy variables, debido a la enorme amplitud de la familia.
- huesos de la cara móviles.
- hueso pterigoideo extendido, por la parte posterior, hasta la mandíbula y la cruz. Posfrontal no tendido sobre la región supraorbital. Ausencia del hueso coronoides.
- dientes en la mandíbula, el maxilar, el palatino y el pterigoides.
- presencia en algunas especies, de glándulas venenosas.
- en algunas subfamilias se encuentra el aparato dentario que corresponde a los glifodontes, ectoglifodontes, aunque la gran mayoría de las subfamilias presentan dentición aglifodonte.
- constante ausencia de rudimentos de cintura pelviana y de extremidades posteriores.
- en general el cuerpo es delgado y flexible, con la cabeza pequeña y alargada, más o menos diferenciada del cuello, y la cola puntiaguda.
- los escudos de la cabeza son muy uniformes y se utilizan mucho para describir y clasificar los tipos y géneros.
Poseen placas ventrales anchas. Los Colubridae arborícolas poseen una variación de la forma de las placas ventrales. Resulta posible ordenar en series las culebras arborícolas, empezando por las placas ventrales de tipo plano. Luego las de placa ventrales doblada pero curva, en forma de "U". Después las de placa ventral con escasa quilla en la curva y finalmente, las que tienen una quilla aguda y una hendidura. La función principal de la quilla consiste en facilitar una esquina aguda o saliente que la serpiente oprime contra la corteza de los árboles consiguiendo así un mayor apoyo.
Además de las quillas de las placas ventrales, los Colubridae arborícolas presentan tendencias evolutivas hacia una coloración verdosa y un cuerpo más alargado.
Los Colúbridos excavadores emplean la cabeza como taladro, retorciéndola a fin de vencer la resistencia del terreno. El escudo rostral, o sea la escama de la punta del hocico, es la que corta el suelo. La cola de estas culebras se ha adaptado y se ha hecho puntiaguda. Los huesos de la cabeza han perdido flexibilidad.
La disminución del grueso del cuerpo va acompañada de la pérdida de hileras de escamas dorsales, así como la reducción de su tamaño. En la mayor parte de los Colubridae, las hileras de escamas que se pierden son las que se encuentran por debajo de la parte media del costado.
La Familia Colubridae comprenden la inmensa mayoría de las especies de ofidios vivientes. Sus formas de vida y los ambientes que frecuentan son muy variados. Casi todas las especies se reproducen ovíparamente, aunque las hay de reproducción ovovivípara.
Se hallan dispersos por todo el globo, salvo la zona Ártica y Antártica, y se los encuentra en los medios más diversos.
La Familia Colubridae por su gran diversidad, es muy difícil de agrupar correctamente. El caso es que se puede encontrar subdividida de varias formas. Tratando de simplificar y para mejor entendimiento de la familia, en esta obra se subdividen de acuerdo a un criterio, a mí entender, simplificador: Además de las quillas de las placas ventrales, los Colubridae arborícolas presentan tendencias evolutivas hacia una coloración verdosa y un cuerpo más alargado.
Los Colúbridos excavadores emplean la cabeza como taladro, retorciéndola a fin de vencer la resistencia del terreno. El escudo rostral, o sea la escama de la punta del hocico, es la que corta el suelo. La cola de estas culebras se ha adaptado y se ha hecho puntiaguda. Los huesos de la cabeza han perdido flexibilidad.
La disminución del grueso del cuerpo va acompañada de la pérdida de hileras de escamas dorsales, así como la reducción de su tamaño. En la mayor parte de los Colubridae, las hileras de escamas que se pierden son las que se encuentran por debajo de la parte media del costado.
La Familia Colubridae comprenden la inmensa mayoría de las especies de ofidios vivientes. Sus formas de vida y los ambientes que frecuentan son muy variados. Casi todas las especies se reproducen ovíparamente, aunque las hay de reproducción ovovivípara.
Se hallan dispersos por todo el globo, salvo la zona Ártica y Antártica, y se los encuentra en los medios más diversos.
Subfamilias:
Boodontinae
Calamariinae
Colubrinae
Dipsadinae
Homalopsinae
Natricinae
Pareatinae
Psammophiinae
Pseudoxenodontinae
Pseudoxyrhophiinae
Xenodermatinae
Xenodontinae
Géneros:
Blythia
Cercaspis
Cyclocorus
Elapoidis
Gongylosoma
Haplocercus
Helophis
Myersophis
Oreocalamus
Poecilopholis
Rhabdops
Tetralepis
Trachischium
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